Defendamos nuestro salario y trabajo

Atravesamos una situación inédita que agrava la crisis social y económica; y demuestra el desastre de las políticas neoliberales. En un contexto de caída de empleo, caída de actividad económica y empobrecimiento generalizado de la población vino a golpearnos la pandemia.
Ante esta situación, el gobierno nacional decretó acertadamente la cuarentena obligatoria para evitar la propagación del contagio y tomó medidas para abordar la situación de los sectores más vulnerables de la economía. Sin embargo muchas de ellas son insuficientes y llegan tarde.
En el sector privado la situación es muy difícil, Los grandes monopolios y grandes empresas presionan para levantar la cuarentena a cualquier costo, sin importar las consecuencias. Presionan para despedir y bajar salarios, han llegado recortes salariales, suspensiones, baja de contratos, adelantos de vacaciones y muchas empresas han planteado que no aseguran los próximos sueldos. Varios sindicatos han firmado un acuerdo de rebaja salarial de entre el 15 y el 40% para los suspendidos. Hay una gran preocupación entre los compañeros sobre cómo seguirá la situación. Entonces surge la necesidad de debatir ¿qué medidas se tienen que tomar? ¿quiénes tienen que pagar esta crisis?
Estos monopolios han ganado millones, sobre todo con las políticas del macrismo, y ahora cuando las papas queman buscan que paguen los trabajadores y el pueblo. Otra situación es la de las pequeñas y medianas empresas muy apretadas por la falta de actividad y sin la espalda para aguantar está situación, que requieren ayudas concretas para garantizar sueldos.
En este sentido es muy importante la iniciativa de un impuesto patriótico a las grandes fortunas (bancos, monopolios sojeros, grandes petroleras, supermercados, etc) que permita abordar la crítica situación en la salud, la falta de alimentos y garantizar nuestro trabajo y salario. Un solo ejemplo de la concentración económica lo expresa Mendoza, en donde las 100 empresas más importantes concentran la mitad de la producción local.
https://pcr.org.ar/nota/por-impuesto-extraordinario-a-grandes-fortunas/
A la par de ir resolviendo emergencias, también es necesario hacer cambios estructurales que apunten a recuperar la soberanía petrolera y la industria nacional. La crisis del precio del petróleo demuestra los límites de un modelo que siempre apuntó al mercado externo, sin importar las necesidades nacionales. Es momento de tomar medidas de fondo como la nacionalizando completa de YPF con control de trabajadores, técnicos, la provincia y la Nación.
https://pcr.org.ar/nota/el-protagonismo-de-los-petroleros/
La industria nacional debe ponerse al servicio de las necesidades sociales y la patria, no puede ser que falte alcohol en gel, respiradores, agua potable y calefacción en los barrios humildes en un país con nuestra riqueza y capacidad.
El dilema es: ¿una industria manejada por los grandes monopolios que saquean nuestras riquezas y explotan nuestro trabajo; o una industria nacional que garantice condiciones de trabajo, salubridad, para enfrentar la pandemia y las condiciones sociales y económicas?
Los trabajadores tenemos una larga historia de lucha, con cuerpos de delegados, asambleas y organizaciones sindicales. Es necesario avanzar por el camino de la unidad y la organización, para ser protagonistas de la lucha en el contexto de la pandemia, defendiendo nuestro trabajo y salario, y peleando por una verdadera industria nacional al servicio de las necesidades populares.
-Defendamos el trabajo: no a los despidos, suspensiones y rebajas salariales.
-Impuesto patriótico a las grandes riquezas.
-Nacionalización completa de YPF y desarrollo de una verdadera industria nacional.
CCC – Corriente Clasista y Combativa de Mendoza

Mendozazo, nada volverá a ser igual

El 4 de abril de 1972 estalló la pueblada más importante que tuvo la provincia en donde el pueblo se adueño de la ciudad. El Mendozazo se enmarcó en el auge revolucionario de los 70, con los ejemplos de la Revolución Cubana, la Revolución Cultural Proletaria China, la Guerra de Vietnam y el Mayo Francés y en el plano nacional es parte de las puebladas que arrancaron a fines de los 60 con el Correntinazo, Rosariazo, Tucumanazo, y el glorioso Cordobazo.
Pero la particularidad de esta pueblada es que se produce sobre un desgaste de este proceso dictatorial y en medio de un auge revolucionario de masas que las clases dominantes intentaban detener. A la vez, se produce en medio de una gran disputa entre las potencias imperialistas por el control de nuestro país como se manifestaba con la dictadura de Lanusse, y el avance de nuevos sectores como el socialimperialismo ruso. Perón se encontraba exiliado pero las grandes luchas hacían posible su regreso, las clases dominantes busca frenar el auge revolucionario y una salida negociada convocando nuevamente a elecciones impidiendo la candidatura de Perón.
Sin embargo el polvorín reseco que había estallado a fines de los 60 a los pies de la dictadura de Onganía, se extendía por el país. Crecía las corrientes clasistas y combativas, la unidad obrero estudiantil y se profundizaba el debate sobre el camino a seguir: el reformista con la posición de amplias masas que buscaban el retorno de Perón, el foquismo impulsado por las organizaciones guerrilleras o el camino insurreccional sostenido principalmente por el PCR.
Los antecedentes
Las huelgas y protestas del movimiento obrero y popular venían creciendo desde 1971 contra las políticas de ajuste de la dictadura, que en la provincia aplicaba el interventor Francisco Gabrielli, perteneciente al Partido Demócrata. Entre los hechos más destacados se puede mencionar:
Las protestas de las barriadas y villas del pedemonte que habían sufrido las consecuencias de una terrible inundación en 1971, dejando sin vivienda a una gran cantidad de familias. Las barriadas afectadas se habían organizado desatando gigantescas luchas exigiendo soluciones sobre todo en los barrios como el Flores, Favorita, San Martín.Las huelgas y protestas del movimiento obrero por salarios y otras reivindicaciones. El 29 de febrero y 1° de marzo de 1972 se había realizado un paro nacional convocado por la CGT por salarios y contra la inflación, que en la provincia tuvieron un acatamiento cercano al 100%. Los metalúrgicos y ferroviarios jugaron un gran papel.Entre los estatales, los docentes nucleados en el Magisterio, no habían iniciado las clases con una huelga por tiempo indeterminado exigiendo aumento de salario, retorno al sistema jubilatorio y otras bonificaciones. Los trabajadores de la salud nucleados en ATSA con paros escalonados exigían aumento de sueldos y bonificaciones por insalubridad.Los contratistas de viñas y frutales venían realizando movilizaciones masivas para ser reconocidos como trabajadores en relación de dependencia y no autónomos enfrentando al gobierno y a los grandes bodegueros.Los trabajadores de la minera Corcemar se encontraban luchando contra despidos masivos, realizando asambleas, ollas populares y movilizaciones a Casa de Gobierno.Por su parte el movimiento estudiantil protagonizaba desde 1971 una gran lucha por el ingreso irrestricto con tomas de facultades y movilizaciones. También por la libertad de los compañeros del FAUDI (frente de Agrupaciones Universitarias de Izquierda) de San Juan que fueron juzgados en los Tribunales Federales de Mendoza, con enfrentamientos con la policía el día del juicio. Estas luchas habían llevado a la dictadura a declarar a la provincia como “zona franco-guerrillera”.
La chispa que encendió la pradera
Sin embargo el detonante de la situación fue el tarifazo eléctrico en un 300% anunciado a fines de marzo. Esta medida fue la gota que rebalsó el vaso, se generalizaron las asambleas barriales en toda la provincia contra el aumento de la luz. Uniones vecinales, sindicatos, centros de estudiantes, comerciantes, realizaban asambleas rechazando el aumento. Se multiplicaban en la provincia las pintadas “No pague la luz”. Se organizó una Coordinadora contra el pago de la luz y se multiplicaba las acciones en distintos territorios.
El 2 de abril se realizó una gigantesca movilización a Casa de Gobierno con gran participación barrial. El 4 de abril la protesta empalmó con un paro convocado por la CGT con altísimo acatamiento a pesar de ser prohibido; esta convocatoria incorporó al movimiento obrero organizado otorgándole rasgos distintivos a la movilización.
En la mañana del 4 de abril el gobierno reprimió con carros hidrantes, gases lacrimógenos y con la caballería la convocatoria de los docentes en el local del Magisterio y los trabajadores nucleados en el local de la CGT. Ante la represión los trabajadores se armaron con palos, piedras, bombas molotov y se encolumnaron para la Casa de Gobierno, en donde la bronca estalló y la policía se vio obligada a retroceder. Piedras, autos volcados, troles quemados, el pueblo se apoderó de la ciudad por varias horas, hasta el ingreso del ejército. Al finalizar esa jornada Gabrielli presentó su renuncia y el general Luis Carlos Gómez Centurión fue designado interventor. Sus primeras medidas consistieron en la aplicación del estado de sitio y el toque de queda.
El combate, ya no sólo se concentró contra el aumento de la luz, sino principalmente contra la dictadura, y se trasladó a las barriadas centralmente de Las Heras y Guaymallén en donde se formaron barricadas y la masa se organizó para enfrentar a las fuerzas represivas por varios días. Se rompían los alumbrados públicos, se organizó la autodefensa de masas y se discutía en asambleas como enfrentar al ejército. Entre el 4 y 7 de abril se produjeron enfrentamientos en los barrios y movilizaciones y confrontaciones en la ciudad, sin que el ejército pudiera controlar la situación.
La brutal represión asesinó a 3 manifestantes, Ramón Quiroga un canillita afiliado al sindicado asesinado el primer día, la comerciante Susana Gil de Aragón asesinada el 6 de abril y Luis Mallea estudiante de 18 años asesinado el 7 de abril. A su vez, hubo desaparecidos y cientos de heridos y detenidos.
Nada volverá a ser igual
El Mendozazo fue una gigantesca pueblada popular contra la dictadura de Lanusse-Gabrielli que logró dar marcha atrás con el aumento tarifario y golpear a la dictadura.
La pueblada fue un gigantesco ensayo revolucionario de masas en donde se pasó de la lucha económica a una lucha política contra el sistema, elevando la conciencia de política de amplias masas. El pueblo forjó la unidad obrero–estudiantil, desarrolló la democracia directa, protagonizó los combates callejeros y practicó a gran escala la autodefensa de masas, demostrando el camino insurreccional para lograr la liberación nacional y social.
A su vez, como todo proceso revolucionario demostró sus alcances y limitaciones, poniendo de relieve la necesidad de un partido de vanguardia enraizado en las masas como condición para avanzar hacia la revolución, de organismos de sociales y sindicales dirigidos por corrientes clasistas y combativas y de centros de coordinación de agrupen a los distintos sectores sociales. El joven PCR impulsó el camino insurreccional a fondo y fue un importante protagonista de las jornadas de abril tanto en la preparación como en su desarrollo en el combate popular.
El Mendozazo enriqueció la tradición de lucha de la provincia contra aquellas concepciones que la caracterizan como una provincia “conservadora”, que desconocen o intentan tergiversar u olvidar la formación del ejército de Los Andes, las huelgas obreras de principios de siglo XIX y el surgimiento de una corriente social como el Lencinismo, entre otros hitos.
La pueblada del 72, a pesar de los intentos de las clases dominantes, no ha quedado en el olvido y continúa siendo un faro de las luchas que la precedieron contra la dictadura y los gobierno seudodemocráticos como se expresaron en las jornadas del 19 y 20 de diciembre, en la rebelión agraria y continúan hoy en las luchas contra las políticas de ajuste, que vuelven a demostrar una y otra vez el camino de las pueblas y del pueblo en la calle, como el único posible para avanzar por la segunda y definitiva independencia. “Paso a paso, se viene el Mendozazo”.
*Facundo Guerra
Lic. en Sociología
Dirigente del PCR