Está mañana Gastón Pauls brindó una charla sobre la problemática de consumo y adicciones. Fue un mensaje muy importante desde su propia experiencia, en la definición de la adicción como una enfermedad social grave que estimula el aislamiento de las personas complicando cualquier intento de ayuda de familiares y amigos. Reconocer la adicción, dejarse ayudar, recurrir a los que saben porque la han pasado, fueron algunos de sus mensajes motivadores. Desde el Movimiento Ni un pibe y piba menos por la droga estamos de acuerdo en la necesidad de construir un mundo mejor, por eso todos los días nos organizamos en nuestros barrios, en el campo, en nuestros lugares de estudio y de trabajo para hacerlo realidad.
Necesitamos que el estado garantice educación, salud, trabajo y vivienda así como otros derechos para las juventudes; que existan espacios deportivos, culturales y de capacitación para el trabajo. Es necesario políticas públicas que acompañen a nuestros pibes y pibas, y también a sus familias ante un problema que crece día a día y se asienta sobre una realidad muy dura que atravesamos.
El mensaje de Gastón sirve para desestigmatizar y prevenir. El consumo y las adicciones no son un problema individual, son un drama social y es necesario resolverlo.
Desde los movimientos populares trabajamos acompañando e impulsando espacios de protagonismo y organización, y hemos conquistado en unidad las Casas de Atención y Acompañamiento Comunitario que son un pilar escencial en el trabajo territorial.
Nicolás Guillen y Lorena Martin son la formula por «Rearmemos Mendoza», y están convencidos y preparados para desarrollar una Mendoza que sea para las mayorías. Ambos militantes muy comprometidos con la provincia y sus necesidades. Hoy son quienes encabezan un frente que propone un programa claro y contundente que solo requiere de decisión política.
Acá te desarrollamos parte del programa:
Viviendas al Costo Mendocino. Vuelve el IPV potenciado con la Economía Popular. 3000 lotes con servicios a crédito blando (Ley de Vivienda Social presentada en 2022).
Plan de duplicación de hectáreas en producción. Empresa Provincial de Alimentos, para industrializar y garantizar el acceso al alimento regional y saludable.
Agua potable y para riego. Plan “Agua para la vida”. Evitemos que el negocio de pocos nos quite el agua con su privatización.
Vuelve la prioridad del tren de pasajeros y de carga para potenciar los cordones verdes y el turismo agrario y de montaña.
Empresa Provincial de Medicamentos. El buen vivir, con lo propio, y sin saqueos.
Reforma impositiva segmentada, aliviando la vida a trabajadores y pymes, y terminando con la fiesta de los grandes contribuyentes evasores. Como solución para aumentar salarios a docentes y profesionales de la salud, equipar hospitales y escuelas.
Aumento y afectación específica de las Regalías petroleras a prioridades sociales establecidas democráticamente.
Reconocimiento efectivo de todos los derechos constitucionales. Los pueblos originarios son preexistentes y afluente del pueblo argentino. No a la grieta que favorece a intereses extranjeros.
Este martes 21 de marzo, se realizó una conferencia de prensa del espacio “Rearmemos Mendoza” que presentó sus candidat@s a la gobernación de la provincia.
Este espacio del Frente de Todos, conformado por el Movimiento Evita, PTP (Partido del Trabajo y del Pueblo), SOMOS y Nuestramérica, llevará como candidato a gobernador a Nicolás Guillén, 45 años, dirigente del PTP, sociólogo y abogado; y como vice a Lorena Martin, dirigente del Movimiento Evita, abogada, delegada del PAMI San Carlos.
Esta fórmula busca expresar la voz de los trabajadores, Pymes, de pequeños y medianos productores, de sectores popuales, de la economía popular, con quienes cuidan el medio ambiente, el agua, con toda la sociedad mendocina en las próximas elecciones provinciales.
Las propuestas serán difundidas en una proxima nota donde tendremos la posibilidad de conocer en profundidad el programa de esta fórmula. Lo que si podemos obervar es que ha sido muy bien recibida la fórmula en los distintos sectores de Mendoza.
Nuevos aires se sienten, nuevas esperanzas afloran, ante tanta injusticia, represión y desamparo, esta fórmula permite pensar en que es posible que esta provincia pueda rearmarse y crecer, sobre todo, que es posible terminar con el hambre. El trabajo es uno de los principales ejes lo que muestra el camino por donde empezar.
En el acto de Avellaneda la vicepresidenta realizó un discurso sobre la situación política y económica. En el mismo hay aspectos interesantes para debatir como las causas de la inflación, el problema de la concentración económica, el condicionamiento de la deuda, etc.
Al final del discurso y en relación al trabajo, Cristina Fernández cuestionó el rol de las organizaciones sociales. Se desconoce el gran trabajo que vienen haciendo los movimientos sociales, sosteniendo comedores comunitarios, impulsando unidades productivas, enfrentando las situaciones de violencia de género, el flagelo de las adicciones, y organizando a los barrios para enfrentar la difícil situación social y económica que se vive día a día. Esta organización fue la base de la enorme red solidaria que permitió enfrentar la pandemia. Pero sobre todo, subestima el rol político que han asumido los movimientos sociales para conformar el Frente de Todos expresando la voz de los más humildes en su lucha por Tierra, Techo y Trabajo, que los hace imprescindibles en el debate de una Argentina soberana y con trabajo productivo.
Las organizaciones sociales no han sido las inventoras de los planes sociales, estos aparecieron como consecuencias de las políticas neoliberales, de la brutal desocupación que trajeron aparejadas las privatizaciones y la apertura económica de los noventa que golpeó severamente la industria nacional.
Los voceros de Juntos por el Cambio difunden que el problema de la Argentina son los planes sociales. Esconden que han sido sus políticas de ajuste y entrega las que incrementaron la desocupación y que hoy vuelven a impulsar. Los programas sociales como el Potenciar trabajo representan el 1% del presupuesto nacional y si se incluyen AUH, tarjeta alimentar, se llega al 4%.
Sin embargo, los gastos por intereses y capital de la deuda externa alcanzan históricamente un 10% del presupuesto nacional. Los bancos y grupos especulativos fugaron cerca de 87 mil millones de dólares (dos presupuestos nacionales) durante el gobierno de Macri y nos endeudaron en 45 mil millones de dólares. Y se podría seguir con el negociado de las grandes exportadoras e importadoras, la usura de los bancos y la especulación con las Leliq, el verdadero costo del barril de crudo y el subsidio a las petroleras, etc. La pregunta entonces es ¿quién vive del estado?
Los programas sociales no son la solución de fondo a la falta de trabajo, pero para los que no llegan a fin de mes y pelean contra el hambre todos los días, son una gran ayuda para enfrentar las graves emergencias sociales.
De los 20 millones de ocupados que hay en Argentina, 5 millones son trabajadores no registrados que no tienen ningún tipo de derecho laboral, que cobran los salarios más bajos, y trabajan en las condiciones más vulnerables. Además, hay casi 3 millones de cuentapropistas informales que busca sobrevivir. Esta grave situación no se resolverá con programas sociales, sino que requiere de políticas estructurales que impulsen el empleo y el trabajo formal.
Para impulsar una verdadera política de trabajo es necesario terminar con las condiciones estructurales que generan y aprovechan el trabajo informal y precario. ¿Es posible impulsar el trabajo formal si no se cambia con el modelo de país agroexportador que traba la industrialización y la sustitución de importaciones? ¿es posible terminar con el hambre y desnutrición si los alimentos que producimos están determinados por la exportación y atados a los precios internacionales?¿es posible impulsar un desarrollo nacional y soberano, si nuestras riquezas y empresas estratégicas están en manos de capitales extranjeros concentrados?¿es posible impulsar el desarrollo de los pueblos y economías regionales, si las tierras y el mercado están en manos y regulado por un puñado de terratenientes y monopolios?¿es posible invertir en obras indispensables para el desarrollo y el trabajo, si nuestros recursos y fondos se fugan al exterior por deudas fraudulentas y negocios especulativos?
Es posible generar millones de puestos de trabajo, pero es necesario cambiar las políticas de fondo que permiten que unos pocos concentran la riqueza a costo de la desgracia de la inmensa mayoría del pueblo. Para esto es necesario impulsar un proyecto de país soberano que recupere nuestras riquezas nacionales, impulse la industria nacional y la agricultura vinculada al mercado interno. Son políticas como las que hemos presentado en el proyecto de Tierra, Techo y Trabajo.
Ante la avanzada de los sectores que critican la situación no para mejorarla sino para profundizar su crisis: buscan terminar con los derechos laborales y sociales, volver a las privatizaciones, aumentar la edad jubilatoria, arancelar la educación y la salud, dolarizar la economía, etc; ante esta avanzada es fundamental la unidad de las fuerzas y sectores del campo popular y del Frente de Todos para luchar por medidas de emergencia que busquen resolver las grave crisis, impulsando un proyecto de desarrollo nacional y soberano.
La inflación de 6,7% de marzo fue la de mayor registro en los últimos 20 años. Este indicador refleja la grave crisis económica y social que atraviesa nuestro país. Si bien bajo la pobreza unos puntos, se mantiene en niveles sumamente alarmantes (37% y 8% de indigencia). Cada punto de estos indicadores representa 467 mil personas, no son números abstractos, son familias que no llegan a fin de mes o no tienen para comer. Según los datos (elaborados sobre parámetros muy bajos que no incluyen por ejemplo el ítem de alquileres) una familia de 4 personas necesita 89 mil pesos para no ser pobre y 39 mil para no ser indigente.
A pesar de los discursos de “orden y progreso” del gobernador Suárez y del mandamás Cornejo, la situación en Mendoza es aún más grave que la nacional, la recuperación económica es más baja y los ingresos menores que la media nacional. La pobreza alcanzó en la provincia casi al 45%, es decir 7 puntos más que la del país.
Hay una recuperación económica escasa, muy concentrada en pocos sectores, si bien hay trabajo, crece el empleo en negro o informal (turismos, comercio, construcción, agro) con ingresos más bajos que los formales o en blanco y más precarizados.
El acuerdo con el FMI y las consecuencias de la invasión de Rusia a Ucrania, agravarán la actual crisis. Aparte de las exigencias de ajuste del gasto (hacía bajo y no hacía arriba) y tarifazos, el Fondo ya plantea reformas estructurales que implican eliminar derechos y conquistas sociales.
Crisis para los de abajo, ganancia para los de arriba
Mientras la jubilación mínima se mantiene en 32 mil pesos y el salario promedio de un trabajador es de 55 mil, ambas cifras muy por debajo de la canasta familiar; un grupo de grandes monopolios tuvieron ganancias records: grandes exportadores de soja y alimentos, grandes petroleras, bancos y grupos especuladores, entre otros. Son los que fugaron el préstamo del FMI y que se benefician con las subas de los precios internacionales por la guerra, mientras la inmensa mayoría del pueblo paga las consecuencias de la estafa macrista y de la suba de los precios.
Por ejemplo, si tomamos el caso de la soja paso de 300 dólares la tonelada antes de la pandemia a 600 dólares en la actualidad. Lo mismo paso con el maíz que trepo de 150 a 450 dólares. Las empresas de agronegocios liquidaron el mes pasado 2.984 millones de dólares, fue el mejor marzo de los últimos 20 años. Estos grupos a pesar de ganar millones presionan para bajar retenciones y aumentar el precio de los productos a los valores internacionales, como es el precio de la carne que hoy se paga a más de 5 dólares el kilo y ha condicionado el precio nacional.
El peligro de la derecha y las ideas reaccionarias
Ante la difícil situación, vuelven a surgir los voceros del ajuste y la dependencia concentrados mayoritariamente en Juntos por el Cambio y en personajes fogoneados como Milei. Son los sectores que mientras gobernaron avanzaron en el ajuste y la entrega (ataron al país a potencias externas como EEUU e Inglaterra, endeudaron a la nación con el FMI, permitieron la fuga de capitales y la timba financiera, apoyaron el golpe de Bolivia, aplicaron un brutal tarifazo, intentaron avanzar en la reforma jubilatoria, etc). Durante la pandemia cuestionaron las medidas preventivas y de cuidado, hicieron campaña contra las vacunas y promovieron cacerolazos contra las medidas del gobierno. Como muchos compañeros/as dicen ¿qué hubiera pasado si Macri gobernaba durante la pandemia?
Ante la difícil situación, estos grupos junto a los medios de comunicación hegemónicos han metido una serie de ideas sobre el problema del país y han promovido propuestas desastrosas que han tenido eco en amplios sectores de la población y que hay que ubicar y contrarrestar con argumentos.
-Dicen: el problema es el gasto del estado y sobre todo los planes sociales: el “gasto” en toda la política social (AUH, tarjeta alimentar, seguro desempleo, potenciar trabajo, etc) representa sólo el 4% del presupuesto nacional[1]. Aunque son insuficientes, estas políticas han permitido contar con ayudas para enfrentar el desempleo y las graves urgencias sociales y organizar una red de solidaridad comunitaria como se evidenció en la pandemia con los comedores barriales. Los voceros de Cambiemos han metido la idea de que los planes generan vagos y evitan el trabajo (utilizando los malos ejemplos de algunas organizaciones funcionales) tratando de enfrentar a trabajadores y desocupados, es decir a pobres contra pobres. La desocupación estructural es producto de las políticas que históricamente han impulsado los sectores que representa Cambiemos que, a la vez, son los que se oponen a desarrollar políticas de soberanía y trabajo. Los planes dejaran de ser necesarios si se desarrollan políticas genuinas de trabajo y si hay una verdadera recomposición salarial, que rompa con el falso dilema de optar entre sueldos miserables y en pésimas condiciones, o mantener planes que no alcanzan a cubrir las necesidades básicas.
Para estos sectores el problema es que se “gasta” mucho en los pobres, pero con la excusa de los planes, de fondo buscan cuestionar las partidas para salud, educación y jubilación. Milei dijo que las universidades hay que cerrarlas porque son un gasto y lugares de adoctrinamiento. Macri transformó el Ministerio de salud en una secretaria y redujo su presupuesto. El FMI planteo cínicamente que “en Argentina hay muchos jubilados y cobran haberes muy altos”.
Estos sectores ven el problema en los que cobran 7 mil pesos en una AUH o 32 mil pesos en una jubilación, pero ocultan (porque defienden sus intereses) que el verdadero agujero presupuestario lo representa los gastos en los grupos a los que ellos defienden. Los pagos de interés por la fraudulenta e ilegítima deuda externa han representado históricamente un 10% del presupuesto nacional. Los bancos y grupos especulativos fugaron cerca de 400 mil millones de dólares durante el gobierno de Macri (casi todo un PBI anual) y hacen fortunas con las Leliq, que consume cerca de cien mil millones de pesos al mes. El gobernador Suárez redujo a la mitad las regalías hidrocarburíferas (del 12 al 6%) y estableció un subsidio del 40% para las inversiones en petróleo y gas[2]. El estado paga 60 dólares el barril criollo de crudo cuando su costo no supera los 20 dólares. La pregunta es ¿quién vive del estado?
Dicen: para sacar al país adelante hay que traer “inversiones extranjeras”: es decir plantean reforzar la dependencia de nuestro país con los monopolios extranjeros (agroexportadores, petroleros, mineros, etc), que son los responsables del saqueo de nuestras riquezas, de la contaminación de nuestro suelo, y de la explotación y precarización de los trabajadores.
Pero por sobre todo las cosas, los monopolios extranjeros junto a los grandes terratenientes latifundistas (grandes poseedores de tierra), han deformado nuestra economía impidiendo un verdadero desarrollo nacional, privilegiando el mercado externo sobre el interno, impulsando el monocultivo exportable en vez de una agricultura vinculada al consumo local, la importación de manufacturas en vez del desarrollo de la industria nacional.
En el país de las inversiones extranjeras, el principal cultivo es la soja que se exporta en un 95% y condiciona al resto de la producción. En el país de la dependencia, se estimula una industria condicionada o del ensamble, donde la mayor parte de los componentes del producto final son importados. Basta pensar en la producción tecnológica, maquinaria, herramientas, insumos agrícolas, etc. Por ejemplo, se calcula que en la industria automotriz el 70% de sus componentes son importados. Llegamos a exportar materia prima como el potasio para importar posteriormente los fertilizantes elaborados con ese producto.
La concentración y extranjerización de la economía es tal que de las 100 empresas que más facturan en el país, 78 son extranjeras. En el sector de alimentos 18 fabricantes de un total de 260 controlan el 60% del mercado. Las 10 principales agroexportadoras concentran el 90% del comercio de granos y son las que hoy están protestando por el aumento de las retenciones. El 2% de los grandes terratenientes tienen el 54% de la tierra en Argentina y 18% están en manos extranjeras. De esta forma la tierra se concentra en pocas manos e impide que la misma sea un medio accesible para vivir y trabajar.
Es decir, Juntos por el Cambio (o Juntos por la Entrega mejor dicho) proponen profundizar el ingreso de los grupos económicos que son responsables estructurales de nuestros problemas.
Dicen: hay que hacer reformas estructurales para reducir la intervención del Estado y facilitar el ingreso de las inversiones extranjeras: estos grupos buscan reducir la intervención del Estado en favor del mercado controlado por los grandes monopolios, es decir dejar librado a que los grandes grupos económicos impongan las reglas de juego, donde prevalecen las corporaciones sobre las PyMES, los intermediarios sobre los productores y los formadores de precio sobre los consumidores.
Entre otras cosas, para los Macri esto quiere decir eliminar aún más las trabas para el ingreso de productos importados (una de las grandes exigencias de los monopolios) lo que implica agudizar la crisis de la industria nacional y las economías regionales. Eliminar retenciones a las exportaciones en general (no segmentándolas) favoreciendo aún más a las grandes corporaciones con la excusa de que estas “traban” la inversión en el campo. Eliminar los controles de precio y la escasa intervención del Estado en la producción y comercialización. Esta idea de terminar con todo tipo de regulación llega al extremo de plantear la dolarización completa de la economía[3] (como lo ha propuesto Milei, Cobos y diversos dirigentes de Cambiemos), lo que implica sepultar cualquier tipo de control soberano de nuestra economía y quedar atado a los destinos de EEUU, experiencia que ya vivimos con la convertibilidad y que termino con el estallido del 2001.
Y cundo hablan de “reformas” lo que verdaderamente plantean es eliminar los derechos adquiridos en años y años de lucha. Ya en su gobierno Macri había planteado las cinco reformas fundamentales para ellos: trabajo, jubilación, salud, educación y política. Bajo el término de reforma laboral, se plantea eliminar los convenios colectivos y que los empresarios negocien directamente con cada trabajador cuánto le paga, cuánto trabaja, de qué forma y en qué horarios, entre otras desastrosas cosas (eliminar indemnización por despido, avanzar en la precarización y tercerización del trabajo como el modelo delibery). Cuando hablan de reforma jubilatoria plantean subir la edad jubilatoria (hoy 60 mujeres, 65 hombres) y avanzar en sistemas privados como los AFJP que implicaron un brutal negociados para los privados y las estafas para millones de jubilados (este modelo jubilatorio fue una de las causas del estallido en Chile, en donde un jubilado cobraba con suerte un tercio de su sueldo activo). Cuando hablan de reforma de la salud y la educación, de fondo lo que buscan es terminar con el sistema público y gratuito y avanzar en formas de arancelamiento y privatización. Con reforma política y bajo el planteo del gasto de la política (que tiene aspectos reales como los altos haberes de funcionarios y jueces y el sistema podrido que ellos defienden) de fondo lo que buscan es avanzar en el control político y jurídico como se evidencia en las maniobras realizadas en el Concejo de la Magistratura. En general buscan volver a una Argentina de hace 100 años atrás sin derechos para el pueblo.
La debilidad del gobierno y la crisis política
Las propuestas de Junto por el Cambio agravarán drásticamente la situación económica y social. Sin embargo, las actuales políticas del gobierno nacional (que se agravaran por el acuerdo con el FMI), no sólo son ineficaces para enfrentar la embestida de los sectores más conservadores, sino que actualmente permiten descargar la crisis en la espalda del pueblo y la producción nacional.
Desde el PTP somos parte del Frente de Todos, pero no somos parte del gobierno. Peleamos por mantener unido el Frente de Todos y por avanzar en una salida popular. No somos ni cristinistas, ni albertistas, es decir no apoyamos a uno contra otro, aunque no somos indiferentes a las discusiones planteadas, por lo que sostenemos que es imprescindible medidas de emergencia que resuelvan las graves urgencias del pueblo y la patria, y para esto es clave la organización y lucha del pueblo. La grave situación no se resolverá con personalismos o candidaturas sino con proyectos y políticas verdaderamente nacionales y populares.
Tenemos la cualidad de poder abordar el gigantesco debate con independencia, criticando lo incorrecto del gobierno, advirtiendo y mostrando el peligro del macrismo, y argumentando en la necesidad de sumar al proyecto de soberanía, trabajo y producción que venimos impulsando desde abajo.
Medidas de emergencia
En este sentido, desde el PTP/PCR sostenemos que hay un camino para resolver la grave crisis, adoptando medidas de emergencia a nivel provincial y nacional que impulsen el trabajo y la producción nacional como condición para enfrentar la inflación y la pobreza. Síntesis y expresión de nuestras 10 medidas nacionales[4].
1 Revisión del acuerdo con el FMI: que legitimó la estafa macrista, ni un solo dólar se usó para beneficio del pueblo y la patria. Los 44 mil millones de dólares del préstamo son equiparables a un plan de 2 millones de viviendas. Rechazar las imposiciones de ajuste y entrega que plantea el Fondo (aumento de tarifas, ajuste presupuestario, reformas). Suspender e investigar esta deuda, recuperar los fondos mal habidos, y castigar legal y económicamente a los responsables.
2 Que paguen los que la juntaron con pala: Establecer el impuesto a las grandes fortunas en forma permanente en camino a una reforma impositiva con impuesto progresivos a las superganancias y rentas y diferenciados para las PyMES, productores y trabajadores. En Mendoza se presentó un proyecto para gravar a las 100 empresas que más facturan concentran la mitad de la producción provincial[5]. En la provincia aumentar las regalías hidrocarburíferas a un 25% (hoy están en 6%). Terminar con los subsidios a las grandes y destinarla a proyectos de vivienda y trabajo.
3 Enfrentar la inflación: Desacoplar los precios nacionales de los internacionales, terminar con la fuga de capitales y sacar los pesos de la especulación y volcarlos a la producción. Acabar con el chantaje de los “precios del mercado mundial”; precios y tarifas basados en el costo de producción nacional. Creación de Juntas de productos y alimentos (o proyectos provinciales similares como el ente regulador de la producción hortícola[6]), para garantizar un precio sostén a los productores, terminar con la especulación y el saqueo de los exportadores e intermediario y garantizar alimentos accesibles al pueblo. No es posible que los productos tengan recargas entre 5 y 10 veces de lo que se paga al productor.
4 Soberanía y desarrollo nacional: Recuperar nuestras riquezas y empresas estratégicas como el petróleo, litio, ferrocarriles, hidrovía, etc.Por una YPF 100% nacional (hoy YPF controla la mitad del petróleo y menos de un tercio del gas y la mitad de esta empresa está en manos de capitales privados). Impulso a la producción nacional y sustitución de importaciones. En el ámbito provincial reorientar la megaobra de Portezuelo del Viento para destinarla a la realización de obras indispensables para agua, riego, energía, como se solicita en pedido de múltiples organizaciones[7].
5 Defensa del trabajo y el salario: Reapertura de paritaria y aumento de emergenciade salarios y jubilaciones acorde a la canasta familiar para contrarrestar la embestida inflacionaria. Aprobar el Programa de “Tierra, Techo y Trabajo[8]” o de “Trabajo y Vivienda” provincial que implican plan de soluciones habitacionales y nuevas viviendas, acceso a lotes para producir y vivir, y generación de fuentes de trabajo.
Cabecera del bloque de organizaciones sociales junto a Mov Evita y Somos
Este jueves 24 de Marzo las calles de la ciudad gritaron fuerte son 30mil, Memoria, Verdad y Justicia!!.
Cerca de las 17hs, organismos de derechos humanos, organizaciones sociales y políticas, se empezaban a concentrar para marchar. Desde el PCR-JCR Mendoza, junto a Liberpueblo, CCC , Apepro Cuyo, CEPA, MUS, organizaron un homenaje a Mario Susso, camarada asesinado el 20 de marzo del 1976 durante la lucha antigolpista. El acto fue antes de arrancar la marcha, en él hablo la Yes, la referenta de la agrupación estudiantil CEPA y le siguió el secretario zonal del PCR Facundo Guerra, quien marcó la importancia de homenajear a Mario: «…Mario fue dirigente estudiantil de la UTN y el PCR, luchó por la liberación del pueblo y denunció activamente los preparativos golpistas. Él, observaba con preocupación la situación social y política del país y, como tantos miles de jóvenes, buscaba el camino más justo para encauzar esas inquietudes «…
Este 24 nos encontró nuevamente en las calles y en una marcha muy grande, fue distinta a otras, cantamos, gritamos, expresamos en nuestras consignas y presencia que acá estamos, que no vamos a bajar las banderas por las que lucharon nuestros camaradas, que seguimos buscando justicia, pero sobre todo que seguiremos en la lucha contra la impunidad de ayer y de hoy, y que ellos y ellas alumbran el camino para conquistar el objetivo por el que dieron la vida: una sociedad sin explotados, una sociedad sin injusticias.
El pueblo sigue siendo el principal protagonista de la defensa de las libertades democráticas y la lucha por juicio y castigo a los genocidas, y lo será para la lucha contra el acuerdo con el FMI, porque la deuda sigue siendo con el pueblo!
La paritaria vitivinícola cerró con un acuerdo similar al del año pasado, según la FOEVA la pauta salarial ronda el 64% entre sumas remunerativas y no remunerativas de forma escalonada con algún que otro bono en negro.
A pesar de parecer uno de los acuerdos más altos, se torna insuficiente para los trabajadores vitivinícolas por la arquitectura con la que se cerró el acuerdo ya que la amplia mayoría no llegará a la canasta familiar durante todo el 2022 y estaría aproximándose al monto actual de dicha canasta recién en enero y febrero del 2023. Todo esto sin tener en cuenta que hay proyecciones de una inflación interanual de 55% como mínimo y que la pauta salarial anualizada no supera el 45%.
La paritaria acordó un valor piso de 28 pesos el tacho de criolla y 34 pesos para uvas finas para la vendimia 2023, montos muy inferiores a los que se están pagando en esta temporada. Esto impacta en las condiciones laborales de los trabajadores precarizados que trabajan a destajo sin ninguna contribución patronal que le dé acceso a la seguridad previsional ni contra riesgos de trabajo u obra social. Ya durante este año los cuadrilleros y cosechadores pudieron elevar el piso del año pasado fijado en 22 pesos para todo ítem llevando el precio de la ficha a 50 pesos para la uva criolla y a 100 pesos para uva fina.
El movimiento vitivinícola que el año pasado desbordó desde abajo no pudo este año irrumpir en la lucha. Algunos de los motivos que podemos analizar es que la conducción de FOEVA ante la experiencia del año pasado se plantó en que la pauta para este año no podía ser inferior a la del 2021, y el empresariado y las Cámaras también hicieron sus aprendizajes y sacaron cuentas de cómo podía impactar una gran huelga en sus ganancias sobre todo con la incertidumbre que genera el contexto de guerra en los precios internacionales. Tampoco ayudaron algunas posiciones que existieron en quienes conducían el movimiento de autoconvocados, golpeando a todos por igual, partidizando la lucha, lo que la llevó a sectarizarse.
La inflación galopante continúa carcomiendo nuestros salarios y mientras las grandes bodegas han facturado millones con las exportaciones, nuestros salarios siguen por debajo de la línea de pobreza. Todo indica que la situación se agravará tanto por los efectos de la invasión rusa a Ucrania que ya ha impactado en la actividad comercial y en el aumento de los precios; como en el reciente acuerdo firmado con el FMI, que no sólo implica legitimar la estafa macrista sino que tendrá como consecuencias ajustes y condicionamientos severos de nuestra economía y nuestra soberanía.
Por todo esto es necesario sacar aprendizajes de la gloriosa lucha del año pasado y de los resultados de esta paritaria, ubicar la necesidad de organizar y unir a los trabajadores, escuchando hasta el último compañero, impulsando el protagonismo en asambleas con delegados con mandatos para que las decisiones sean tomadas por el conjunto. Ante la difícil situación económica nos tenemos que preparar para volver a abrir las paritarias ante la situación inflacionaria, reclamando que el ajuste lo paguen los que lo generaron y no los trabajadores y el pueblo.
NOS OPONEMOS A QUE SE CONTINÚE PAGANDO AL FMI, SIN INVESTIGAR ANTES A DONDE ESTAN LOS DOLARES DE LA DEUDA CONTRAÍDA POR EL GOBIERNO DE CAMBIEMOS EN EL AÑO 2018. La deuda es con el pueblo. El preacuerdo implica legitimar una estafa y sólo traerá ajuste y declinación de nuestra soberanía, ya que el Fondo controlará nuestras finanzas, imponiendo sus políticas y condiciones.
Las emergencias son muchas para nuestro pueblo y eso no puede quedar sin respuestas inmediatas. Sufrimos la pandemia, la inflación sigue hachando salarios, jubilaciones y asignaciones sociales, provocando más hambre y más pobreza. La tierra, el techo y trabajo aún son lo principal para resolver y debe ser lo primero a tener en cuenta y no las estafas que sumen al pueblo en mas miseria. Por eso proponemos 1) Investigar a dónde se fue hasta el último dólar del crédito concedido por el FMI al Gobierno de Cambiemos en el año 2018. 2) Mientras dure la investigación y con ello el recupero de gran parte del dinero fugado, suspender todo pago al FMI (en 2022 son 19.142 millones de dólares), priorizando los recursos en Trabajo, Educación y Salud para el pueblo. 3) Enjuiciar a los responsables políticos y económicos de esa estafa. CONVOCAMOS A MOVILIZAR EN TODA LA PROVINCIA CUANDO EL CONGRESO NACIONAL DE TRATAMIENTO AL ACUERDO CON EL FMI. Conferencia de prensa y movilización por las calles de Mendoza Jueves 17/2 a las 9.30hs. desde Alem y San Juan. PTP – SOBERANIA PUPULAR MENDOZA – UNIDAD POPULAR – PCR – JCR – CCC – Apepro Cuyo – MUS – CEPA- Ni un pibe menos por la droga – Agrup. Sindicales 8 de octubre – 1 de mayo – Agrupación Verde 4 de abril- Liberpueblo
La profundización de la dependencia no tiene límites en Cambiemos, sólo basta recordar la propuesta de Patricia Bullrich de entregar Malvinas a cambio de vacunas o la iniciativa de Cornejo de separar a Mendoza de Nación. Los gestores del mayor endeudamiento del país con el FMI, ahora directamente proponen eliminar nuestra moneda nacional.
Macri y compañía vienen planteando la idea de que el país se desarrollará si vienen las inversiones extranjeras (que sólo profundizarán el saqueo y la dependencia) y que para que vengan esas inversiones es necesario realizar reformas (flexibilización laboral, etc).
En el terreno de la política cambiaria han machacado con la idea de que el principal causante de la inflación es la emisión y para reducir esa inflación hay que ajustar el gasto del Estado, es decir el tan mentado déficit fiscal. Ahora Cobos directamente propone dolarizar la economía, volviendo a las viejas recetas de cavallistas que hicieron implosionar a la Argentina en los 90.
De fondo Cambiemos plantea que el problema de la inflación son los sueldos y el gasto social, y por eso propone reformas laborales para eliminar derechos y ajuste fiscal para reducir el gasto. Dicho en otras palabras, ellos sostienen sínicamente que el problema del aumento de precios son las jubilaciones de 26 mil pesos o los sueldos promedio de $40 mil o los 7 mil pesos de la AUH.
La inflación esquilma los ya bajos ingresos y es un grave flagelo para el pueblo. Con aumentos que rondan entre el 3 y 4% mensual, Argentina alcanzará este año una inflación cercana al 50%. Es necesario abordar las causas del mismo y desarrollar políticas que enfrenten en un corto plazo este drama.
Falsas teorías que ocultan los intereses que las sostienen
El drama de la inflación no es la emisión en sí, la emisión es inflacionaria cuando no está destina a la producción y al consumo. La inflación es multicausal, como le gusta decir a los economistas, tiene causas coyunturales y estructurales que los analistas liberales esconden. Entre las verdaderas raíces de este problema se puede mencionar:
1. El principal déficit de nuestra economía hoy lo representa los pagos por la deuda externa. Esos fondos que se van al exterior, junto con la fuga de capitales y la política especulativa, son una de las principales sangrías de la economía nacional.
Sólo para comparar el “préstamo” del FMI por 44 mil millones de dólares, representa todo un presupuesto nacional, o 44 presupuestas de salud, o 22 de educación o un plan de 2 millones de viviendas. Históricamente Argentina viene pagado en promedio 10 mil millones de dólares en concepto de intereses y capitales por la deuda. Este año solo al FMI se le terminarán pagando 4.400 millones de dólares y el año que viene vencen 20 mil millones de dólares, casi la mitad de las reservas nacionales.
Mientras Macri hipotecaba al país, se fugaron en ese periodo 55.735 millones de dólares, el 44% de ese total lo hicieron 100 grandes empresas. En promedio en Argentina se fugan cerca de 20 mil millones de dólares anuales hacía paraísos fiscales, no solo del Caribe sino de Europa.
Otro hueco o déficit lo representa el gigantesco negociado que están haciendo los bancos con las LELIQ (Letras de Liquidación del Banco Central), esa timba financiera que pagamos todos los argentinos, está esfumando cerca de cien mil millones de pesos al mes, casi el doble que el año pasado. Solo este año los intereses acumulados por estas letras alcanzaron un billón de pesos, es decir casi un 10% de nuestro presupuesto nacional. Esta especie de bonos es una de las principales causas de del aumento de la masa monetaria, que está destinada centralmente al proceso especulativo.
A diferencia de los salarios y jubilaciones, cuando el Estado emite pesos para comprar dólares para pagar la deuda ilegitima o permitir la fuga de capitales o que los monopolios remitan sus ganancias al exterior; esos pesos generados se fugan del país sin ningún impacto positivo en la economía nacional. Ese déficit al aumentar la circulación y destinarla al saqueo y la especulación, constituye una de las principales causas de la inflación y es un verdadero cáncer para la economía.
2. Por otra parte, la estructura de dependencia de nuestro país impide o traba el desarrollo de la industria nacional y estimula una industria condicionada o del ensamble, donde la mayor parte de los componentes del producto final son importados. Basta pensar en la producción tecnológica, maquinaria, herramientas, insumos agrícolas, etc. Por ejemplo, se calcula que en la industria automotriz el 70% de sus componentes son importados, generando un déficit anual de 6 mil millones de dólares. Surge la contradicción que mientras más se produce más se importa, es decir más dólares se necesitan.
3. Por último, Cobos no dice nada del papel de los grandes monopolios que controlan la economía nacional, los grandes formadores de precios. En el sector de alimentos 18 fabricantes de un total de 260 componen el 60% del mercado y en el de bebidas 15 fabricantes de un total de 164 componen el 80% del mercado. Otro ejemplo lo representa el comercio de granos, en donde las 10 principales empresas concentran el 90% de las exportaciones, siendo la mayoría extranjeras. ¿cómo puede ser que el precio de la carne que se cría en nuestro suelo este determinado por la cotización en el mercado de China o Europa?
No es sólo el monopolio de la producción y la comercialización, también pesa en esta estructura el monopolio sobre la tierra, que traba el desarrollo de la producción agrícola en perspectivas de las necesidades nacionales, y eleva el costo de la producción de alimentos trasladando esa renta a la cadena de comercialización. Solo como ejemplo el 2% de los grandes terratenientes, acaparan el 50% de la tierra en Argentina y obtienen, por una posesión que tiene sus orígenes en la apropiación y conquista de territorio, una renta equiparable o superior a la ganancia de los productores.
La necesidad de una reforma monetaria
Fiel a las nociones ultraliberales de Cambiemos, Cobos ubica el problema en los que las consecuencias y no en sus verdaderos responsables. Su propuesta solo profundizará la dependencia eliminando una de las bases de los Estados Nacionales que es controlar su propia moneda. Las consecuencias de atar el peso al dólar ya lo hemos vivido con el nefasto plan de Convertibilidad de Cavallo que terminó en la crisis del 2001, incrementando la deuda externa, liquidando la industria nacional y haciendo crecer la pobreza y el desempleo. Basta ver como terminó Ecuador con este experimento o el proceso de transformación en colonia de algunos países caribeños atados a la moneda norteamericana.
Sin embargo, el problema no es mantener una moneda nacional devaluada y condicionada por el mercado externo que continúa permitiendo que ganen los grandes y pierda el pueblo. Es imprescindible avanzar en una reforma monetaria y medidas políticas que aborden las causas del verdadero problema. Avanzar en una política monetaria que no esté atada a la presión del dólar o el yúan, que impida la especulación y ataque las prácticas monopólicas, y tenga como objetivo impulsar la producción nacional para satisfacer las necesidades del pueblo.
Para terminar con la inflación sin ajustar al pueblo es necesario atacar las causas del problema en sus distintos planos: por una parte, terminar con los déficits especulativos y el saqueo monetario (investigar y suspender la deuda externa ilegitima y fraudulenta; impedir la fuga de capitales; terminar con la timba financiera de las Leliqs). Por otra parte, medidas de que enfrenten el control monopólico de la producción y comercialización, sobre todo de los productos de la canasta alimentaria, y desarrollen la industria nacional. (Juntas reguladoras, control del comercio exterior, nacionalización de empresas estratégicas como Vicentín). Y por último una reforma monetaria que garantice el valor del peso y lo desacople de la presión del mercado externo y este articulado con una profunda reforma tributaria que termine con la estructura impositiva regresiva y avance en impuestos progresivos hacía los monopolios, el gran capital y los grandes terratenientes como viene proponiendo el partido en sus 10 medidas.
Algunas de estas medidas son de corto o mediano plazo pero el tema es hacer un cambio de rumbo que enfrente los planes de entrega brutal de Cambiemos y adopte medidas que impidan que la crisis se siga descargando en el pueblo. Y en esta situación no hay espacio para medidas de medias tintas, sino que se requieren cambios profundos. En definitiva, la inflación no es un problema centralmente económico, sino centralmente político.
Los agoreros de las clases dominantes dirán que si se adoptan estas medidas, “se irán las inversiones”, “nos quedaremos sin crédito”, “el país se caerá del mundo”, etc. Vale la pena recordar que en un día el Congreso Nacional votó la suspensión del pago de la deuda externa y esta medida (tan negada) fue uno de los pilares para recuperar nuestra economía luego de la crisis del 2001.
En un sentido se podría decir que ojalá se vayan las “inversiones” que saquean nuestras riquezas, explotan nuestro trabajo y refuerzan la dependencia; el punto en todo caso, sería preparar un plan de sustitución de importaciones y desarrollo agropecuario que permita avanzar en una verdadera independencia economía y en una plena soberanía política, en un país que tiene todos los recursos necesarios. Medidas de este carácter que marquen un punto de inflexión, no solo permitirán enfrentar el drama de la inflación, sino abrir un camino para un verdadero desarrollo nacional.
Para avanzar en este camino es necesario debatir las nefastas ideas que la derecha liberal muestra como una verdad revelada, mostrar un camino para enfrentar los flagelos que sufre el pueblo y, sobre todo, alimentar un verdadero movimiento nacional y popular que ubique que la concreción de estas medidas no se realizará al margen de la lucha en la calle. Como dicen, si el pueblo se hace oír, será posible.